martes, 18 de septiembre de 2007

TLACAELEL


GUERRERO, FILÓSOFO E IDEÓLOGO DE LOS MEXICAS, TLACAÉLEL, DEBE SER RECORDADO

Xalapa, Ver.- Tlacaélel fue un guerrero azteca que derrotó a los enemigos de su pueblo y detentó los cargos más sobresalientes. Fue sumo sacerdote, secretario de guerra y de gobierno, además de arquitecto y diplomático, afirma Roberto Peredo, autor del libro Tlacaélel. El Inventor del Miedo.
El historiador afirma que Tlacaélel fue además, teólogo, filósofo, historiador e ideólogo de los mexicas. "Diseñó y mandó construir una de las etapas más sobresalientes del Templo Mayor y de Tenochtitlan. A él se deben gran parte de los trabajos de captación y control del agua para la gran urbe; diseñó el sistema electoral bajo el cual se elegía a los reyes mexicas, e impulsó a sus soberanos más allá de las fronteras del altiplano, para que su nación adquiriera las dimensiones de un imperio.
Sin embargo, afirma Peredo, su vida y su obra han permanecido en el olvido durante siglos. Por eso, a manera de hipótesis, el autor se pregunta si este olvido se debe a una conspiración de silencio. Para fundamentar su teoría cita a León Portilla quien apuntó: "Tal vez por ser un hombre fuerte, algo así como un jefe máximo, más de uno entre los mismos mexicas, tuvo probablemente interés en que se olvidara a esta figura importante en el escenario político de los tiempos prehispánicos".
Peredo sostiene la posibilidad de que el pueblo "esa amalgama de creencias, temores, verdades llanas y fantasías, que acostumbra asumir como suyo el dolor de los dioses, no haya sido enterado de la muerte de Tlacaélel cuando el deceso ocurrió".
"¿Había que ocultar la muerte de Tlacaélel para conservar la ascendente inercia mexica? se pregunta, en todo caso -dijo-, una confabulación inexplicable parece haber rodeado en aquellos tiempos el fallecimiento de este hombre singular por tantos aspectos."
El estudioso agregó: "Tal aparente conspiración fue continuada por los conquistadores españoles y, en algunos casos, depurada hasta el grado de negar su existencia. Como suele ocurrir cuando se trata de seres que se mueven en el ámbito del poder público, el complot perdura hasta nuestros días, sin que nadie acierte a saber por qué".
Su libro Tlacaélel. El Inventor del Miedo, Premio Nacional Vidas para Leerlas, investigación que contó con la colaboración del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y fue publicada por el Diario de Xalapa, parte del supuesto último día de la vida de Tlacaélel, como si se tratara de una novela, aunque su autor sostiene que su trabajo está apegado estrictamente a la historia.
"Quise partir del último día del personaje porque es del que menos noticia tenemos. Quizá al restituirle esta humana condición -la muerte- colabore un poco para devolverle la inmortalidad que ganó con su portentosa vida".
Tal vez, sólo como una suposición, dice, Tlacaélel fue víctima de su propio proceder: en el colmo de su arrebato fundacional y de su poder, ordenó quemar la historia antigua de su pueblo -códices- y de los pueblos vecinos, y dispuso su reescritura.
La obra de Peredo sostiene que de la capacidad inventiva y administrativa de Tlacaélel deriva mucho de lo que los mexicanos actuales debemos a la cultura mexica, incluida una versión de la historia que nos gusta ostentar y una cierta identidad que nos atemoriza o nos avergüenza asumir.
Peredo escribe en su obra que: "Tlacaélel, tan consciente como era de la importancia del papel que jugaban los escritos para determinar el futuro, debió haberse preguntado si alguien escribiría sobre él, cuando él partiera hacia el Mictlán. Ciertamente no podía pensar en nosotros, que escribimos ahora y, sin embargo, de alguna manera lo hizo".
Concluye el autor: "Pensó en cientos de generaciones futuras. Se equivocó tanto como puede equivocarse un ser humano; pero tuvo tantos aciertos como pocos y, sobre todo, soñó, y soñar, como bien sabemos, es de las pocas actividades que pueden hacernos nacer y mantenernos vivos".

1 comentario:

MARCO dijo...

Tlacaelel fue el más grande azteca y no cabe duda que a su olvido se atuvieron los españoles dado que el recuerdo de la dignidad y fuerza que poseyó hubiera terminado por despertar a los recién conquistados. Hoy, al leer la obra esta y otras escritas sobre este personaje histórico no sale uno del asombro de que prácticamente solo unos cuántos le conocen y de la nostalgia de la grandeza extraviada en el México Moderno.